DIARIO DE UN POETA EN PARO I: A modo de presentación


DIARIO DE UN POETA EN PARO I: A modo de presentación

 Diario de un poeta en paro es un artículo que escribo regularmente en la página http://www.barcelonaattractions.com


 
Diario de un poeta en paro I: A modo de presentación

Me propongo escribir las primeras palabras para este nuevo proyecto creado e impulsado por mi colega Xavi Sabater que seguramente estará leyendo el periódico en el bar Lorena, mientras el camarero chino, Wen, sirve cervezas a un euro. El bar donde a veces nos reunimos para hablar de poesía y política. El alcohol ablanda poco a poco nuestra ira y nos permite soñar en un nuevo mañana. Aunque quizás hoy no pueda leer tranquilo porque juega el Barça-Madrid. La gente se reunirá como rebaño, gritando cada gol como si les fuera la vida en ello, se abrazarán como hermanos y agotarán los barriles de alegría y esperanza. Luego acabará el partido, la dosis de tregua con la realidad, el pedacito negro de opio que les hace olvidar que mañana es otro día de trabajo, otro día de esclavitud en la ciudad de los hombres.

Pero disculpen que no me haya presentado antes.  Puedo decir de mí que soy poeta y estoy en paro. Ambas palabras no tienen mucha relación entre sí aparentemente. Pero ambas empiezan por “p” de pobreza. Y en mi caso son dos pesados contenidos que llevo en mi mochila. La poesía es un género literario, a pesar de lo que piensen muchos, y como tal lo cultivo desde hace muchos años. Tanto su lectura como su escritura creo que hacen mejor persona a aquéllos que la practican. La poesía quizás tuvo buenos momentos aunque siempre fue querida por manadas pequeñas. Y el paro, ustedes saben, ya casi somos 5 millones. La mayor empresa de España, pueden estar seguros. Y la situación no parece que vaya a mejorar.

Aunque si pensamos en algún poeta que no esté en el paro, a pesar de las excepciones que siempre las hay, agotaremos pronto nuestra lista. ¿Qué poetas han vivido de la poesía?  Quizás algún griego aunque fuera esclavo de algún señorito del Imperio. O quizás algún trovador. O quizás algún poeta de la corte de algún magnífico rey. ¿Y ahora? Bueno, aunque aún en España tengan rey la poesía ya no les mola. Ahora les van las fragatas y las ONGS para desviar sus merecidos ingresos. Por qué claro aunque el transporte público ha subido desmesuradamente, también ha subido la gasolina, y no veas como chupa el Bribón.

Como antes comentaba hoy jugaba el Barça. Mientras lo hacían decidí dar una vuelta por el centro, saludar a algunos amigos pintores y payasos que se reúnen en un bar mítico llamado Segundo Acto en una calle cuyo nombre no recuerdo, muy sucia y muy oscura, así que vayan con cuidado. Y las calles estaban desiertas, recién mojadas y limpias por BCNNETA para que así si gana el equipo condal puedan ensuciarlas de nuevo. Como pueden comprender, no me gusta el fútbol así que compré una cerveza y me largué para mi casa.

Estoy leyendo 13,99e del escritor Frédéric Beigbeder, una lectura con mucha mala leche sobre las vicisitudes de un publicista que quiere dejar su trabajo. En la página 30 encuentro esto:

Permitidme recordaros que la publicidad es una técnica de intoxicación cerebral que fue inventada por el americano Albert Davis Lasker en 1899, y que, sobre todo, fue desarrollada con gran eficacia por un tal Joseph Goebbels en los años 1930, con el objetivo de convencer al pueblo alemán de que quemara a los judíos. Goebbels fue un consumado redactor-creativo: “DEUTSCHLAND ÜBER ALLES”, “EIN VOLK, EIN REICH, EIN FÜRHER”, “ARBEIT MACHT FREI”… Recordad siempre esto: con la publicidad no se juega.

Delante de mi casa hay un bar lleno de gente visionando el partido. Incluso algún incauto, a pesar del mal tiempo, observa desde afuera.  Pienso en Goebbels y sus lemas. Se me ocurre uno al tiro:

“EL FÚTBOL OS HARÁ LIBRES”

After Goebbels, por supuesto.

Por los gritos que escucho de la calle deduzco que el equipo de la ciudad donde murió Gaudí ha ganado. Me es indiferente. Lo único que me preocupa es que tengo frío. Calentaré el caldo de verdura que hice al mediodía.

Como y anoto en el ordenador una nota recordatoria para escribir un futuro artículo sobre el libro que he comentado. Recojo el plato y lo lanzo sobre el resto de vajilla sucia. Ya lo limpiaré mañana. Ahora sólo pienso en un vaso de cerveza fría y contemplar la luna. Porque soy poeta y estoy en paro.